MUNDOTORO
Madrid (España). Aunque todo ha pasado, aunque las visitas al torero en el Hospital de Móstoles se suceden para animar al sevillano, esta es la realidad de Escribano.
Y es que el sevillano tiene un costurón que le ocupa desde la pelvis
hasta el esternón. Una dura imagen que nos recuerda, una vez más, la
seriedad del toreo, la verdad, que no es otra que la de jugarse
literalmente la vida. Y es que los toreros son los últimos héroes que
nos quedan y no hay más realidad que esta.
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