ALGEMESI

Tomás Campos, oreja a la suavidad.

 

Siempre se espera más de una novillada del encaste santacoloma. Más casta, más chispa, embestidas más humilladas... No fue el caso. Los de Ana Romero no hicieron honor al legendario comportamiento de este tipo de animales. Es cierto que tuvo clase en la embestida el primero, pero estuvo tan al límite de casta, fue tan soso, que apenas confirió importancia a lo que se le hacía. El segundo se defendió con violencia, y los dos últimos, aún resultando manejables, embistieron con la cara alta y defendiéndose. Una decepción.
Tomás Campos lidió con mimo y temple máximo al primero, al de  clase pero nula transmisión. No le dio ni un tirón, sutileza en los toques, todo suavidad... ese fue el secreto para que durase más de lo que se presuponía, pero sin el eco deseado en los tendidos.
Le cortó la única oreja de la tarde al segundo de su lote, que tuvo poca fijeza y embistió sin descolgar. La receta fue la misma, delicadeza, ausencia de aspavientos. Intentó bajarle la mano pero el de Ana Romero protestó, así que, para convencerlo de que siguiese persiguiendo la muleta, le consintió que fuese a su altura.
No tuvo una tarde afortunada Álvaro Sanlúcar, que sorteó un primer ejemplar complicado, reservón, incierto, que se defendía con violencia. Tampoco humilló el que cerraba festejo, y aunque salía distraído de cada muletazo se dejó pegar pases a su aire. El gaditano buscó la estética por encima de cualquier otra circunstancia, y a pesar de tomar exageradas precauciones de colocación logró un manojo de derechazos muy jaleados por varios de sus seguidores.
Ficha del festejo:
Jueves 26 de septiembre. 6ª de feria. Casi lleno. Novillos de Ana Romero desiguales de presentación y deslucidos en distinto grado.
Tomás Campos: silencio tras aviso y oreja.
Álvaro Sanlúcar: silencio tras aviso y saludos tras aviso.