El toreo de verdad conmueve las almas. Por eso también una novillada
sin caballos puede resultar emocionante si en ella se produce el toreo
de verdad. Es evidente que la importancia que un toro confiere a una
faena es superior a la que se pueda producir en cualquier otro tipo de
espectáculo menor. Pero, en su favor, las novilladas sin caballos tienen
el aliciente de la apuesta. Los aficionados juegan a ser adivinos, a
presagiar quién tiene condiciones para llegar a figura y quién no.
Difícil envite en este caso, porque tanto David Menes como Cristian
Gómez hicieron las delicias de un público que casi llenó la plaza de
Algemesí para disfrutar con sus actuaciones en el tercer y último
festejo del concurso Naranja de Plata celebrado en esta ocasión en
horario nocturno. Hubo toreo de verdad y pique. Pique en quites entre
los dos anunciados y también el sobresaliente, Vicente Jiménez, que
respondió con unas gaoneras de rodillas y con faroles de la misma guisa
a la aplastante variedad de Menes y al ajuste de Gómez. Fantástico.
Ayudaron a la fiesta tres novillos de El Parralejo, sobre todo
segundo y tercero, bravos y con clase. Repetidor incansable y con
alegría el segundo, en ese aire pero un punto más suave el tercero. Se
dejó el cuarto, encastado pero más áspero, y resultó más deslucido el
primero, con el hiero de Javier Molina.
Decía que será complicado vaticinar quién de los dos llegará más alto
después de lo visto en Algemesí en la octava de feria. Ambos se
merecerían lo mejor de continuar en el mismo son. David Menes cortó la
oreja del que abría festejo, el más complicado de la noche, al que le
robó dos interesantes tandas por el pitón izquierdo antes de que el
animal se sintiera podido y de que se pusiera reservón.
Lo mejor de su actuación lo firmó ante el segundo de su lote. Inició
su labor con una tanda completa de toreo en redondo de rodillas. En pie
muleteó en redondo con ritmo y al natural con profundidad, incluso por
momentos con sentimiento. No se le apreciaron dudas, al contrario, fue
todo clarividencia, tranquilidad, seguridad, desparpajo y rotundidad.
Disfrutó y gustó. Lástima que no estuviese tan acertado con el estoque.
También lo echó todo a perder con los aceros un mayestático y seguro
Cristian Gómez, que llevó a cabo una primera labor de máxima ligazón y
temple, redonda y rotunda, con momentos de desmayo y de pases muy
largos. Bien con las dos manos a pesar de que el magnífico eral pedía el
carné (y el chaval lo tenía).
Se fue a portagayola a recibir al último, y de rodillas esperando
estuvo más de tres minutos, una eternidad. Con la muleta buscó de nuevo
la ligazón, y la encontró a pesar de que ahora los pases surgieron menos
limpios ante un ejemplar más protestón, quizá porque le obligo mucho
llevándolo muy por abajo. Lo compensó con una entrega total y ciñéndose
las embestidas al límite. En esta ocasión no se demoró tanto con el
estoque y, además de empatar en emoción, igualó el marcador a una oreja
con su compañero.
Ficha del festejo:
Viernes 27 de septiembre. 8ª de feria, nocturna. Tercer y último
festejo del I Trofeo Naranja de Plata. Casi lleno. Un eral de Javier
Molina (1º, deslucido) y tres de El Parralejo (2º y 3º muy buenos, 4º
más protestón).
David Menes: oreja y saludos tras aviso.
Cristian Gómez: saludos tras dos avisos y oreja.
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