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domingo, 29 de septiembre de 2013

SEVILLA "SAN MIGUEL"

http://www.mundotoro.com/noticia/la-media-del-perdon/103619.
Sevilla (España). Cuando se trata de pedir disculpas, un gesto vale más que mil palabras. Por eso Morante se fue al quite en el toro de Talavante, el último de una tarde tristemente desarbolada, e instrumentó una media, una sola, en la que se notó latir un 'lo siento', un 'lo sentimos'. No tenía por qué pedir disculpas, él que había dejado cuatro lances bellos con el primero de una tarde en la que no pudo hacer más. Pero quiso hacerlo y desahogar con un gesto la frustración que se produce siempre que la realidad traiciona la expectativa. La expectativa era un ambientazo, un lleno de No Hay Billetes, una ovación rotunda a los tres toreros al terminar el paseíllo. Sobre todo, el sueño de vivir una gran tarde. La realidad: una corrida de Juan Pedro Domecq y Parladé muy seria de presentación pero desnuda de raza y fondo. Con una media, esa suerte con la que Morante hizo soñar a La Maestranza hace no tanto, Morante pidió disculpas porque, esta vez, la quimera fue imposible.

Se lidiaba una corrida del hierro que más embistió en la Feria de Abril. Pero no embistió apenas nada. Los dos que más, cayeron en el lote de Alejandro Talavante. El torero extremeño estuvo cerca de cortar una oreja en el tercero. Le faltó un epílogo de intensidad o vibración que abrochase su faena buena al que más se dejó, que era un sobrero de Juan Pedro más basto que los anteriores, igual de serio y con más movilidad. Talavante, que había mostrado frescura con el capote, lo sacó a los medios y lo toreó sobre la derecha con despaciosidad y limpieza en la primera tanda. Por el izquierdo el toro se quedaba corto y cabeceaba, así que volvió al derecho para hilvanar otra serie de largura y temple, que hizo sonar la música. No fue mucho más allá el torero, que decidió poner fin a la faena con una estocada entera. Afloró la petición, pero no fue suficiente. El sexto, 'Lingotazo' de Parladé, persiguió las telas durante los primeros tercios y permitió concebir esperanzas. Talavante lo brindó al público, pero el toro sólo le aguantó una tanda. A partir de ahí, cabezazos, parones y deslucimiento.

Era un final coherente con la tarde, aunque ésta se había abierto en perspectiva ilusionante. Siempre ilusiona el capote de Morante, ésta vez por cuatro lances a la verónica, erguido y natural, al que abrió plaza. Fue un toro de Juan Pedro tan voluminoso como desrazado, que salió sin vida del primer encuentro con el caballo. Morante trató de encelarlo con la muleta, por un pitón y por el otro, pero no se entretuvo en probaturas con un imposible. La espada y a otra cosa. La otra cosa fue el cuarto, y no fue tan otra cosa, porque se comportó igual. O peor. Sin fijeza en el capote, sin empuje en el caballo, sin motor en banderillas y sin movimiento, literalmente, en la muleta del sevillano. Morante lo pasaportó y sólo se le volvió a ver en el sexto, cuando le dijo a Sevilla que él estaba igual que ella.

El Juli se reencontraba con Sevilla después de la cara y la cruz que vivió en la pasada Feria de Abril. Pero ni siquiera con él tuvo un guiño el destino, en forma de posibilidad. El primero de su lote, un toro de Juan Pedro que dejó de ser un semoviente después de su encuentro con el caballo, no le brindó ni una embestida. El madrileño, que había firmado un muy buen saludo capotero, con lances a pies juntos y una media abrochada con las manos muy abajo, se esforzó en darle forma de muletazo a alguna arrancada suelta. Lo logró, pero no hubo más. El quinto fue más de lo mismo: todo fachada. Venido abajo en el tercio de varas, escarbador... El Juli llegó a engañarlo en dos muletazos sobre la mano izquierda y cuatro sobre la mano derecha, a base de dejársela puesta, echársela al hocico y llevarlo atrás sin quebrantarle demasiado. Demasiado poco: la realidad se impuso al anhelo.
Plaza de toros de Sevilla. Tercera de la Feria de San Miguel. Lleno de No Hay Billetes. Toros de Juan Pedro Domecq, el tercero como sobrero, y Parladé (5º y 6º). Serios de presentación, astifinos, pero muy deslucidos, bajos de raza. Morante de la Puebla, silencio y silencio; Julián López 'El Juli', silencio y silencio y Alejandro Talavante, ovación tras petición y silencio.

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