Una deslucida corrida de Adolfo Martín, de impecable presentación, eso sí, ha dado al traste con el festejo celebrado esta tarde en Pamplona. La pasaportaron con dignidad Diego Urdiales, Manuel Escribano y Alberto Aguilar, que se estrellaron ante un encierro vacío de casta y bravura.
Abrió plaza un toro duro y complicado, que embistió con violencia y corto viaje por el pitón derecho y ofreció alguna opción por el izquierdo. Diego Urdiales, que brindó al público, no logró lucirse con el de Adolfo, matando con poco tino siendo silenciado.
Urdiales se justificó con el deslucido cuarto. La primera serie diestra fue un espejismo: erguida la planta del riojano, templados sus muletazos; pero pronto las opciones de triunfo se tornaron inexsistentes. Hubo muletazos a gusto por los dos pitones, con cierto compás, llevando a media altura la embestida del animal, de poco celo, soso y sin transmisión. Tampoco humilló el manso de Adolfo, inventándose la faena el torero, que mató de pinchazo, estocada y descabello.
Manuel Escribano puso todo de su parte ante el segundo, pero el triunfo no fue posible. Se fue a porta gayola, dio después otra larga cambiada en el tercio y lució con las banderillas, especialmente en un segundo par de enorme ajuste en el cuarteo y un tercero de calafia. Brindó la faena de muleta a Manolo Cortés, arrancando con un pase cambiado en los medios, pero ya entonces, como haría después también, el toro no pasó quedándose siempre debajo de los vuelos de la muleta. No mató bien y fue silenciado.
Lo mejor del quinto capítulo llegó en los primeros dos tercios de la lidia. Bien de capa Escribano, que se fue de nuevo a porta gayola, dando después otra larga cambiada en el tercio. Tras ella salió el toro directo al callejón en un limpio salto. Con el de Adolfo de nuevo en el ruedo, el sevillano toreó bien a la verónica, banderilleando con exposición, sobre todo en un tercer par, al quiebro, por dentro y sentado en el estribo, en el que arriesgó muchísimo. El toro pronto se vino a menos en la muleta, mostrando poca raza y empuje. Pinchó Escribano, de nuevo silenciado.
Muy por encima del tercero anduvo Alberto Aguilar. El animal, de corta embestida, no humilló y embistió con sosería. El madrileño basó su labor por el pitón izquierdo en una labor solvente y de buen oficio, en la que siempre tuvo que buscar las vueltas al animal para intentar sacar agua de un pozo seco. Mató de pinchazo, media estocada y descabello.
Aguilar lo intentó ante el sexto, pero el lucimiento no llegó en una labor tesonera pero carente de contenido. Mató de estocada defectuosa, poniendo fin al plomizo festejo.
Pamplona, domingo 13 de julio de 2014. Toros de Adolfo Martín, bien presentados y deslucidos en líneas generales. Diego Urdiales, silencio y palmas tras aviso; Manuel Escribano, silencio en su lote; Alberto Aguilar, silencio en ambos. Entrada: Lleno.
FUENET APLAUSOS
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