Juan del Álamo, todo un Monstruo
Cuando pasen los años, y echemos la vista atrás, recordaremos la de 2013 como la Feria de San Julián de la Corrida Monstruo. Explicaremos a aquellos que no pudieron verla que un 26 de agosto se lidiaron ocho toros en Cuenca, y que lo hicieron tres figuras consagradas de la época y un torero que por entonces se postulaba para serlo. Si en ese hipotético futuro tuviéramos que dar un nombre como triunfador, todos coincidiríamos al señalar como tal al torero mirobrigense Juan del Álamo. Y todos guardaremos en la retina esas dos faenas tremendas fundamentadas, valga la redundancia, en el toreo fundamental. Ese toreo al natural hondo, templado, despacioso, clásico… un toreo, que en resumidas cuentas, emocionó al público conquense que en aquella tarde desapacible, -de frío y agua-, abarrotaba el coso de la Avenida de Reyes Católicos. Sin ningún género de dudas, Juan del Álamo ha sido el triunfador de esta Feria de San Julián. 4 orejas 4 cortó el salmantino, que se convirtió, -por derecho propio-, en el auténtico Monstruo del ciclosanjulianero.
La feria arrancaba con la corrida de Torreherberos-Torrehandilla, un encierro que fue de más a menos, pues los tres primeros se dejaron, mientras que los tres segundos ayudaron más bien poco a los espadas. Había ganas de toros en Cuenca y había ganas de fiesta, y eso se notó a la hora de pedir las orejas. La primera del abono nos dejó dos puertas grandes, la de dos toreros que se presentaban en esta plaza: Iván Fandiño y Antonio Ferrera. Consiguieron tal mérito al cortar tres orejas cada uno, pero poniendo en práctica un concepto totalmente distinto. El del torero de Orduña basado en un toreo profundo y templado, de mano baja y control sublime de los tiempos y los espacios. ¡Pedazo torero, oiga! El del extremeño, más de cara al tendido, muy alejado de lo que de él se esperaba, pues lo ha dado otras veces. No sé ustedes, pero yo esperaba un Ferrera parecido al Ferrera que vi en Madrid, por ejemplo. Y en Cuenca no fue así, pues bajó más de dos escalones con respecto a esa otra actuación. A lo mejor es que yo esperaba mucho. Aún con todo, la corrida inaugural cumplió, no defraudó y, sobre todo, divirtió. Empezaba bien la cosa.
Gran parte del interés de la segunda tarde se concentraba en ver a Rodolfo Rodríguez “El Pana” en su segundo paseíllo en tierras españolas. El patio de cuadrillas fue un hervidero por tratar de ver cómo llegaba el torero mexicano a la plaza conquense, y lo hizo como le caracteriza: con el sarape mexicano y el puro en la boca. Tras el paseíllo, muy personal, todos nos preguntábamos qué podía dar de sí “El Pana” esa tarde, y lo cierto es que salvo algún detalle aislado, su segunda tarde en España no fue ni mucho menos de altos vuelos. Ningún torero abrió la puerta grande, cosa que cabreó, y mucho, al público, pues pidió con fuerza la primera oreja en el segundo toro tanto de El Cordobés como de Padilla, que ya habían cortado otra en su primero. La primera oreja es la del público y el reglamento indica que si hay petición mayoritaria el Presidente debe darla. Pues la hubo, pero no la dio. El respetable conquense quiso sacar a hombros a estos dos toreros…, como consuelo, le quedó despedir al grito de ¡torero, torero! a un Padilla muy cabreado con el Palco. Si en ese hipotético futuro que planteaba anteriormente me preguntasen que qué recordaré de la segunda tarde, no dudaré ni un segundo en contestar que el notable encierro de José Vázquez. Una corrida muy bien presentada para Cuenca, con varios toros de nota alta, pero especialmente uno: Aprendiz. ¡Qué toro señores! Fue un toro de lío gordo, de los de poner la plaza patas arriba.
La climatología a punto estuvo de fastidiarnos el día grande que había preparado Maximino Pérez para esta temporada. Con el agua y el granizo que cayó durante las horas previas, fue un auténtico milagro que todo saliese tan bien como salió. Benditos sean los 35 minutos de retraso con los que comenzó la corrida, porque fueron 35 minutos de trabajo a destajo del servicio de la plaza, -y del propio empresario, que se puso de barro hasta la cintura-, pero que nos permitieron disfrutar del espectáculo que presenciamos. Juan del Álamo forma ya parte de la historia de la plaza de toros conquense, y forma parte de ella por derecho propio. Por ser el triunfador de 2013. Por deleitarnos con dos faenas como dos templos de grandes, bordando el toreo al natural. Gran concepto el del torero salmantino, y muy bien aprovechado. Lo que vimos cumplió con el nombre que la empresa había dado a esta corrida: Monstruo, “cosa excesivamente grande o extraordinaria en cualquier línea” (Fuente: Real Academia Española). Vaya que sí, Juan del Álamo toreó como un auténtico monstruo. No defraudaron tampoco Enrique Ponce (que salió a hombros) y El Juli, que pusieron en práctica su magisterio, -el propio de dos enormes figuras de la Tauromaquia como son ambos-, andando muy por encima de sus dos oponentes. Y Manzanares… pues eso, bien, en su concepto. Pero eso sí, como apático o sin encontrarse. Última nota: otro toro a tener en cuenta,Alcahuete, de Daniel Ruiz, que se lidió como sobrero, y que formó una unión perfecta con Del Álamo.
Hace una semana escribía en la previa que si había algún torero que podía disputarle a Fandiño el trono como triunfador de la temporada, ese era Miguel Ángel Perera. Pues bien, el de Puebla de Prior, que este año anda muy fino, supuso un oasis en el desierto que fue la penúltima (o última, según se mire) de San Julián. Abrió la puerta del triunfo por tesón, arrestos e inteligencia. Al primero, manso a más no poder, le sacó muletazos con sacacorchos en la puerta de toriles. Perera se empeñó en sacar agua de un pozo seco, pero acabó sacando. Al segundo, una faena más que notable por el pitón izquierdo, el más potable del burel. Cuatro naturales como cuatro soles que ya deben quedar almacenados en nuestra memoria. Fuente Ymbro, la que fuese ganadería triunfadora el año pasado, a bien seguro no va a reeditar galardón. Mal encierro y mala imagen la que dio el hierro del ganadero Ricardo Gallardo.
Decía que la 4ª bien podría ser la última del ciclo, puesto que se suspendió el 5º festejo programado, la corrida de rejones. Una pena. La dichosa lluvia que nos acabó respetando el día de la Corrida Monstruo no quiso hacer lo propio en el cierre de feria. Y así acabó la Feria Taurina de San Julián 2013. Y yo acabo este resumen como lo comencé, con el nombre propio de la Feria: Juan del Álamo. Enhorabuena torero. Y a la afición, que cuente conmigo, a partir de este miércoles quedaban 365 días para San Julián 2014.
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