Antequera (España). En la variedad, dicen, está el gusto, y esta tarde en Antequera, el público ha podido paladear tres conceptos de toreo bien diferenciados en una terna, compuesta por Fandi, Castella y Perera, que a la postre abrieron la Puerta Grande. El Fandi desorejó al segundo de su lote con una entrega total, variedad y dándole al público lo que quiere, espectáculo. Castella derrochó seguridad y capacidad, pisando terrenos comprometidos y transportando al aficionado al mejor Castella de los inicios. Por su parte, Perera mostró profundidad, valor, firmeza y buen gusto. La fiesta pudo ser más si cabe de no ser porque el Presidente decidió también ser protagonista y no conceder, al menos, dos trofeos más a Castella. Se lidió un encierro que se movió en líneas generales, con dos toros más claros, el cuarto y sexto.
El Fandi estuvo variado con el capote, recetándole un saludo variado con chicuelinas y verónicas de buen corte. Destacó en banderillas un par al violín. Tras esto, la faena se desarrolló en los medios pero antes en el tercio el granadino le ayudó y no le apretó por la falta de fuerzas. Estuvo correcto, tirando de oficio y si material puesto que se defendía el blando por la escasez de fuerzas. Fue ovacionado tras dejar una estocada algo caída. El Fandi cortó dos orejas al cuarto de la tarde. Respondió y dio fiesta al público. Brilló en un quite por lopecinas y un tercio de banderillas jaleado, adornándose y jugueteando con el toro y un sombrero. Comenzó la faena de muleta de rodillas ante un toro manejable al que le hizo las cosas con cierta cadencia y a media altura porque no se empleó del todo.
Blando de salida el segundo y muy cuidado en el caballo, el de Benjumea resultó manejable pero además Sebastián lo pulseó impecablemente y le corrigió varios defectos, tocándole las teclas oportunas. Aguantó un par de coladas de muy fea manera y una voltereta de la que se escapó por reflejos. Castella cimentó su faena en el gran sentido del temple que atesora y lo puso de manifiesto por ambos pitones. Al natural, tandas de mucha profundidad y estética y el presidente le negó la segunda oreja al francés. Se repitió la historia y la Presidencia negó, enfadando al respetable, la segunda oreja al francés en su segunda faena. Castella desgranó una faena con dos partes diferenciadas, una de media distancia a un toro que no humilló nunca y al que templó y cuando el toro se entregó a la capacidad del torero, Castella se montó literalmente encima, acortando distancia. Recordó al Castella de los inicios, con una sensación de seguridad y firmeza pasmosa.
Miguel Ángel Perera cortó también una oreja importante acortando distancias con un toro muy noble al que le faltó recorrido. Se impuso el extremeño en una faena que se desarrolló en los medios y con el que se sintió a gusto. Hizo un esfuerzo para tirar del toro y arrancarle el trofeo. El extremeño cortó una oreja también del sexto, un toro que a la postre fue el mejor del encierro, con las virtudes de la movilidad, la fijeza y el recorrido. Perera lo supo entender y aprovechó su prontitud para llevarlo con muletazos de trazo largo y mucha suavidad. Resultó una faena muy completa en la que toreó a placer que pudo ser de doble premio de no ser por la media estocada que dejó.
Plaza de toros de Antequera (Málaga). Más de tres cuartos de entrada. Toros de Benjumea. El Fandi, ovación y dos orejas; Sebastián Castella, oreja y oreja y Miguel Ángel Perera, oreja y oreja. |
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