Ciudad Real (España) Enrique Ponce puso sentido a una tarde en la que los toros de Fuente Ymbro
protagonizaron un encierro en el que faltó raza en conjunto, bien
presentada aunque generando un auténtico 'sinsentido'. El valenciano
desorejó al cuarto de la tarde, el toro que sacó algo mas de fondo y
duración inventándose una faena casi inexistente. El Juli, que no tuvo su tarde con el acero, y Perera se fueron de vacío con dos lotes poco propicios para el lucimiento.
Ponce desorejó
al cuarto de la tarde, un toro que también tuvo la virtud de la nobleza y
la obediencia pero que acusó de nuevo falta de fuerza y transmisión. El
valenciano lo lanceó con gusto a la verónica y realizó también un
bonito quite por delantales. Luego se inventó una faena dándole los
tiempos oportunos y haciéndolo embestir poco a poco. Se echó de
rodillas, algo que fue muy del gusto del público y lo pasaportó de
estocada entera.
El primero de Fuente Ymbro
fue un toro noble y de buena condición que vio mermadas sus facultades
ya en el inicio, una caída y una fuerte voltereta hicieron que no
pudiese romper en la muleta. Ponce le extrajo escasas tandas a media altura con gusto hasta que el toro claudicó.
El segundo salió abanto y distraído y también careció de fuerza. Visiblemente mermado de facultades el toro tuvo nobleza y El Juli la aprovechó. Sacó tandas sobre todo por el pitón derecho con el toro al ralentí, porque no podía apenas pasar, El Juli
lo hizo romper en la medida de lo posible. Un final de faena en
cercanías y aguantando parones le hubiese hecho merecedor de un trofeo
de no ser por el fallo con los aceros.
El quinto fue un toro desclasado y sin raza que manseó durante el trasteo de muleta. El Juli
tuvo que sujetarlo en todo momento pues salió con la cara alta en cada
muletazo afeando la faena. El trasteo no tuvo intensidad y el propio Julián mandó parar la orquesta.
Miguel Ángel Perera realizó una faena de más a menos a un toro de Fuente Ymbro
que tuvo buena condición sobre todo por el pitón derecho. Las primeras
tandas, sometiéndolo y llevándolo largo y cosido a la muleta fueron lo
mejor de la faena. El trasteo perdió intensidad cuando cogió la zurda,
puesto que el toro reponía y protestó con peligro por ese pitón. El que
cerró plaza fue un marmolillo, también desclasado y sin raza que no
ofreció opción al lucimiento a Perera que lo intentó sin fortuna y se estrelló contra un mulo.
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