Málaga (España). Sobre todo, entretenimiento es lo que hubo en la gran corrida que lidió Victorino Martín en Málaga. Brilló Antonio Ferrera en
su reaparición, que supo acoplarse y aprovechar las embestidas de sus
oponentes, llegando a cortar dos orejas. Hubo tres toros para destacar
como fueron el primero, cuarto y quinto. Incluso se le llegó a pedir el
indulto al cuarto de la tarde tras el gesto indicativo de Javier Castaño,
quien no tuvo su tarde con la espada. Por lo demás todo fue
espectáculo y diversión. Una buena tarde de toros donde todos
participaron y fueron protagonistas.
En el quinto Ferrera tuvo el gesto de pedirle al sobresaliente Fernández Pineda que realizara un quite y luego invitó a los banderilleros de la cuadrilla de Castaño: Adalid y Fernando Sánchez, a compartir el segundo tercio con él. Fernando Sánchez fue volteado y herido en el gemelo izquierdo a la salida de su par pero no pasó por la enfermería. Ya con la muleta, Ferrera
aprovechó la gran fijeza y nobleza del animal para desarrollar una
faena relajada y de mucho gusto. Mató de media estocada y paseó una
única oreja aunque se le pidieron las dos.
El primero de Victorino fue de una calidad extraordinaria, con un temple en la embestida que permitió a Ferrera,
que reaparecía, torear a gusto tanto con el capote, como con las
banderillas y la muleta. Sin olvidar, no obstante, las dificultades que
podía presentar el animal cuando el torero se anticipaba. Ferrera
realizó una lidia cuidada en los detalles que sirvió para que el
público pudiese ver las cualidades del animal. Mató de estocada caída y
paseó una oreja.
El cuarto fue un toro excepcional; noble, manejable y con durabilidad. A tal extremo que Javier Castaño no
dudó en preguntar con un gesto al respetable si lo debía matar o era
merecedor del indulto. Sin embargo, al propio torero le faltó rotundidad
en la faena. Con la izquierda toreó más a placer con naturales largos
pero quizás la mejor serie fue la penúltima cuando dejó la muleta
arrastrada. Intentó matar recibiendo y pinchó, y luego también falló con
el descabello. Dio la vuelta al ruedo.
El
segundo fue más exigente y ofreció un buen juego en la suerte de varas,
donde se lució arrancándose desde el centro del ruedo. Luego el animal
se fue aplomando en los demás tercios y llegó a la muleta muy rajado. Castaño aprovechó lo que pudo pero luego estuvo desacertado con la espada y mató de dos pinchazos y varios descabellos. En
el sexto hubo dos detalles a reseñar: el hecho de que tocara la banda
durante el tercio de banderillas para la cuadrilla del matador, que
además volvieron a desmonterarse; y que Castaño le brindó la muerte del último toro, tras lidiar una corrida con mucho contenido, a Victorino Martín
padre e hijo. El toro no fue tan cómodo como los anteriores y al
torero le costó acoplarse. De nuevo estuvo mal con la espada y fue
silenciado.
Plaza de toros de Málaga. Tercera de feria. Un tercio de plaza. Toros de Victorino Martín. Antonio Ferrera, oreja, ovación y oreja con petición de la segunda y Javier Castaño, silencio, vuelta al ruedo y silencio. Saludaron en banderillas del segundo y del sexto David Adalid y Fernando Sánchez. |
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