Málaga (España). Fue una puerta grande tan merecida, en honor al disfrute, que Enrique Ponce salió en hombros antes de que sus compañeros Finito de Córdoba y David Galván
abandonaran el ruedo. En una faena de madurez, de un temple exquisito,
Ponce emocionó a los tendidos, que ya antes se habían mostrado muy
entregados con el joven del cartel, David Galván. El
gaditano logró cortar una oreja en una labor de bisoñez en su primero
pero también dio muestras de ser un torero capaz y con recursos ante su
segundo. Finito de Córdoba, por su parte, también se
recreó en una faena llena de hermosura. Y es que hubo dos toros de
bandera, el cuarto y quinto, en una gran corrida de Juan Pedro Domecq, guapa y bien hecha, en la que sólo falló el último de la tarde.
El primero tuvo mucha nobleza y Ponce pudo
llevar a cabo una faena correcta en la que sobresalieron las series al
natural. La estocada fue defectuosa pero recibió una ovación por su
labor. El temple fue la clave en la mejor faena de feria. Temple en la
embestida del juampedro que tuvo clase y duró; y en la manera de torear Ponce,
tan despacio desde el saludo con el capote hasta un último y único
natural impecable. El ruedo se llenó de torería en cada serie y no
faltaron tampoco las poncinas sin fin. El estoconazo final puso en sus
manos dos orejas de mucho peso.
Al segundo, albahío de capa, le faltó un puntito de raza para que la faena de Finito tuviese continuidad. El torero no se acopló y entró a matar varias veces. Finito toreó
con mucho gusto y plasticidad al quinto de la tarde, un toro noble y
con clase. No le exigió demasiado y fue una faena de muletazos muy
bellos, de mucha estética, con tres series a destacar: una por el pitón
derecho, otra al natural y una última de ayudados. Mató de pinchazo
hondo y descabello y saludó una ovación.
El tercero fue un toro tardo pero con clase en la embestida. Galván
estuvo muy dispuesto y basó su labor en la quietud. La faena tuvo un
inicio muy arrebatado y luego le faltó ligazón. La última serie de
manoletinas fue lo mejor. Dejó una estocada trasera y paseó una oreja.
El jabonero que hizo sexto fue el más deslucido. Embistió siempre con la
cara a media altura pero a pesar de ello se pudo ver a un Galván
muy entregado y metido en la faena. Logró sacar algún muletazo de
provecho, dejando buenas sensaciones. Mató de estocada trasera y saludó
una ovación.
Plaza de Toros de Málaga. Dos tercios de plaza. Toros de Juan Pedro Domecq. Enrique Ponce, ovación y dos orejas; Finito de Córdoba, pitos y ovación; David Galván, oreja y ovación
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