México DF. Fue un aniversario con poco que celebrar. Si acaso, el entradón que registró el embudo, posiblemente el mayor de la temporada, fruto de la expectación que levantó un festejo que luego se vino al traste por el pésimo juego de los toros de Fernando de la Mora. De espectacular lámina, variada pinta -hubo berrendos en todas las tonalidades de negro y cárdeno, y hasta un ensabanado- todos mansearon en mayor o menos grado y resultaron incómodos de trajinar.
Sólo el sobrero sexto, al que El Payo dejó crudo en varas, tuvo algo más de movilidad, y por un solo pitón, el derecho. Anduvo a un nivel alto el queretano, pero no aceró con la espada. Tampoco Hermoso anduvo fino con el rejón de muerte, y como El Payo perdió algún trofeo, mientras Adame, que incluso se fue dos veces a la puerta de chiqueros, se estrelló con un lote imposible.
El berrendo que abrió plaza, manseó de salida y le faltó celo después.Hermoso puso empeño porque siguiera las cabalgaduras, y logró los momentos más relevantes en el tercio de banderillas, montando aDisparate, pero la poca colaboración del toro restó continuidad a la obra del navarro. Luego estructuró una labor de mérito con el cuarto, al que acabó cosiendo a las cabalgaduras pese a su querencia a tablas. Disparate yViriato anduvieron a gran nivel antes de que el rejón de muerte se llevara el premio.
La predisposición de Adame quedó de manifiesto en su saludo al segundo, con larga cambiada y lances rodilla en tierra. Aún se apretó por chicuelinas el hidrocálido antes de comprobar la poca raza del toro, que tuvo una embestida corta y carente de entrega. El tesón de Adame al hilo de las tablas aún le permitió extraer alguna serie de mérito dentro de una faena a la que el toro minó su brillantez. Al quinto lo saludó a portagayola, pero pronto comprobó que su incómoda conducta y su descompuesta y nada uniforme embestida no le iban a permitir levantar la tarde. El sobrero se agarró mucho al piso, Adame, que volvió a irse a portagayola, se vació en vano.
El tercer toro completó una primera mitad tediosa, pues fue de los tres el que manseó de modo más ostensible. Sin recorrido, denfendiéndose y desentendiéndose del engaño, no dio opción alguna a El Payo, que había brindado la muerte del toro a su compañero Adame con la esperanza de reconducir su deslucida conducta. El sexto regresó a los corrales por estar reparado de la vista y, viendo que la tarde se despeñaba, El Payo apostó y dejó crudo al sobrero, que le regaló emotividad en las primeras series con la derecha.
El queretano templó la embestida, la condujo y la gobernó y como además hubo ajuste, los olés brotaron secos y rotundos. No tuvo la misma emotividad la embestida por el pitón zurdo, pero la faena se sostuvo, y sólo la espada restó reconocimiento a una faena de gran mérito y consistencia.
Plaza México. 17ª de la Temporada Grande. Corrida de Aniversario. Casi lleno. Toros de Fernando de la Mora, (1º y 4º para rejones), el sexto como sobrero y el séptimo como sobrero de regalo. De bonita pinta, variadas hechuras, mansos y muy descastados. El sexto, apenas picado, tuvo algo más de duración. Hermoso de Mendoza, aplausos en ambos;Joselito Adame, ovación, silencio y palmas en el de regalo; El Payo, silencio y aplausos |
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