Miguel Abellán abrió la puerta grande en la primera corrida de toros de
la Feria del Señor de los Milagros. El madrileño demostró en Lima el
gran momento en el que se encuentra en su carrera, la plenitud de un
torero. Cortó una oreja del tercero, al que saludó con verónicas y
chicuelinas y quitó después por el palo de Chicuelo. Fue un buen toro,
al que lo toreó con temple, relajo y cadencia, matándolo de un espadazo.
Otra más paseó del sexto, un toro noble al que le faltó repetir en la
muleta de Abellán. A pesar de ello, el madrileño derrochó entrega en una
labor fundamentada por el pitón derecho. Acabó acortando distancias
antes de dejar una estocada entera. El puntillero levantó al toro, pero
el público le pidió la oreja merecida que el usía concedió.
No
logró lucir Antonio Ferrera con el segundo, un jabonero que manseó en
varas y sacó casta y un punto de genio en la muleta. El extremeño, que
invitó a banderillear a Padilla, se esforzó durante la lidia antes de
matar de pinchazo y estocada caída, siendo silenciado. El quinto quedó
inútil para la lidia tras estrellarse contra un burladero y su sustituto
se lastimó una pata durante la lidia y nada pudo hacer ante él Ferrera,
que abrevió y lo despachó con profesionalidad.
Juan José Padilla
abrevió ante el primero, un toro gazapón y peligroso que apenas dio
opciones la jerezano. Mató de estocada tendida y descabello. Se lució a
la verónica de salida ante el cuarto. Con los palos devolvió la
invitación de Ferrera en el segundo. Con la muleta hubo pasajes lucidos
hasta que se apagó el toro. Escuchó algunas palmas al término de sus dos
turnos.
Lima (Perú), 26 de octubre de 2014. Feria del Señor de los Milagros. Plaza de Acho. Toros de Juan Bernardo Caicedo, bien presentados y de juego desigual. Juan José Padilla, palmas en su lote; Antonio Ferrera, silencio en ambos; y Miguel Abellán, oreja y oreja. Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio por los toreros y taurinos fallecidos este año.
FUENTE APLAUSOS
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