Pocos diestros representan como Miguel Abellán el sinónimo de ser
"torero de Madrid". Nacido, criado, surgido y lanzado del ruedo de Las
Ventas. Sostenido, también, en los momentos más duros de una carrera
profesional que ocupa más de tres lustros. Su hoja de servicios en la
Monumental de la calle de Alcalá, con cerca de cuarenta paseíllos a su
espalda, desde novillero refleja un camino donde fluyen senderos de
gloria, de emoción y de raza, pero también de sangre. Abellán ha labrado
su carrera en la plaza de todos los sueños. La que este sábado cruzará
en solitario camino de la consagración definitiva. Un reto de torero. Un
anhelo hecho realidad en su feudo.
Una carrera ligada
íntimamente a la plaza de Las Ventas. Miguel Abellán y Madrid. Madrid y
Miguel Abellán. Una pasión, una fuerza, una relación eterna de amores y
desamores, de clamores, de esfuerzo, de épica y de lírica a partes
iguales. Abellán y Madrid, amores reñidos que son los más queridos. 35
tardes de matador de toros ha toreado el de Usera en la Monumental de la
calle de Alcalá. Una trayectoria que no se refleja en números porque
las emociones no se pueden cuantificar en este caso. Dos puertas
grandes, un puñado de orejas, otras tantas vueltas al ruedo, ocho
cornadas. Un idilio eterno. Un público cruel pero agradecido, fiel. Y un
torero que en Madrid siempre lo dio todo. "El cien por cien", asegura el madrileño. "En
otras plazas ha podido haber ocasiones donde por las causas que sean he
podido dejarme algo dentro. En Las Ventas jamás. En Madrid siempre fui
sincero y me entregué como en ningún otro sitio. Esas fueron mis armas
en mi plaza: la entrega y la verdad. Los aficionados no son tontos y
aunque en ocasiones sentí su dureza en carne propia, al final me siento
un privilegiado porque ellos han sido, la afición de Madrid, los que me
lanzaron a las ferias, me sostuvieron y respetaron en los momentos
difíciles y los que me dieron credibilidad en mi profesión", explica Abellán.
Una
hoja de servicios cargada de leyenda. Abellán no sería Abellán sin
haber vivido todo lo que ha pasado en esa plaza. Lo sabe. Y lo enfatiza.
Cuando en 2012 tuvo que irse desmotivado y sin ilusión, muchos creyeron
que la carrera de este torero del barrio de Usera -nacido el 24 de
septiembre de 1979- estaba finiquitada. Error. El destino le deparaba la
gloria de una tarde como la que espera vivir este sábado en su plaza. "El
destino me puso en el camino con una tarde redonda en Madrid el pasado
San Isidro y me ha dado la oportunidad de vivir lo que estoy viviendo", expone.
Una relación triunfal. Indudable. Pero también bañada en drama. El golpe de épica de un camino de lírica. "Creo
que han sido ocho cornadas las que me han pegado en Madrid y otras
veinte volteretas como mínimo”, detalla. “Lo digo con orgullo, entiendo
que es la prueba más palpable del compromiso con el que he salido
siempre en Las Ventas", concluye.
FUENTE APLAUSOS
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