Madrid (España). Para salir de la nada, sólo cabe nadar. López Simón era consciente de estar en el alambre, de afrontar una cita clave en el Domingo de Ramos de Madrid. Por eso, salió dispuesto a nadar para alejarse de su vacío. Y demostró que sabe nadar. Fue con una actuación notable y madura, más valiosa aún por hacerse con dos toros de condiciones diferentes pero iguales en su escasa oferta de posibilidades: parado el uno, complicado el otro. El Presidente primero y la espada después, dejaron en vuelta al ruedo una tarde que tomó cariz de dos orejas.
David Galván escuchó los tres avisos en el segundo de la tarde. El verduguillo convirtió en maldita una faena seria, inteligente y firme, de poco brillo pero mucho valor. Ratificó lo mostrado frente al quinto y, ésta vez sí, acertó con el acero. Completaba el cartel Jiménez Fortes, que mostró madurez y claridad de ideas en sus dos toros. En el sexto, cuando Fortes ya no tenía nada que ganar, entró a un quite y salió herido con pronóstico grave. Fue a caer frente al toro de más arboladura de una corrida de Puerto de San Lorenzo seria, fuerte y bien armada, que tuvo nobleza en líneas generales pero que transmitió muy poco.
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida del Domingo de Ramos. Más de un cuarto de entrada. Toros de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto. Jiménez Fortes, ovación tras aviso y silencio tras aviso; David Galván, silencio tras tres avisos y silencio tras aviso y López Simón, vuelta al ruedo tras petición y aviso y ovación. | FUENTE MUNDOTORO |
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