Páginas AFICIONADOS TAURINOS SIN ANIMO DE LUCRO
DE TOROS EN LIBERTAD POR DEL MORAL
En mi diaria y prolija lectura de los
medios digitales y de papel más importantes, me encontré anteayer con
unos titulares que en parte me parecieron ya escritos por mí. Eso mismo
ya lo había escrito yo en muchísimas ocasiones, pensé de inmediato.
Entre otras frases, figuraba como destacada la siguiente: “Sin las tres plazas señeras – claro está que se referían a las de Sevilla, Madrid y Bilbao - su año carecerá de percha, haga lo que haga”.
¿Pero, quien era el aludido? José Tomás. En el diario El Mundo jamás
nadie había osado meterse con el diestro de Galapagar. Todo lo
contrario. Siempre recibió parabienes. Cualquier cosa acontecida sobre,
de, desde, para, cuando, por, según José Tomás, fuera la que fuese por
nimia que pareciera, venía siendo calificada de inconmensurable proeza
cuando no de algo histórico e inigualable. Y el juicio sobre sus
actuaciones en los ruedos, una desmesura no solo por parte de los
críticos, también por la incontable pléyade de oportunistas y atrevidos
columnistas de toda clase y condición, dispuestos a sumarse a los
cánticos tomasistas con argumentos ditirámbicos tan exagerados como
incomprensibles porque la mayoría de estos no saben nada o casi nada del
toreo en profundidad. Y casi todos, además, usufructuarios del momio
que encontraron al verse obsequiados cada vez que el diestro actuaba –
menos mal que fueron pocas – con viajes, estancias y comidas de seis
estrellas con tal de que sus escritos fueran del agrado de los que
movían el tinglado. Una verdadera máquina de alta precisión
propagandística como jamás ha disfrutado nadie en la historia del toreo.
Propaganda que tuvo su cénit a raíz de la cornada que Tomás sufrió en
Aguascalientes (México). Percance que todavía es esgrimido continuamente
por sus panegiristas y por el propio afectado como principal argumento
legitimador de su especialísimo caso en cada una de sus comparecencias
públicas. La última, su bochornoso comportamiento en el acto de entrega
de premios en las pasadas Fallas. Un percance ciertamente grave aunque
no tanto como se dijo. Me lo acaba de explicar con toda clase de
detalles uno de los cirujanos taurinos más serios e importantes del
mundo. Por no haber, ni siquiera hubo parte facultativo de la
celebérrima cornada. Un percance tan grave como los que muchos diestros
sufren cada temporada pero bastante menos que otros que sí pusieron al
borde de la muerte a quienes los sufrieron y nunca lo utilizaron para
venderlo y, aún menos, para hacerse propaganda. Por ejemplos más
cercanos, el de Manuel Escribano de la pasada temporada o el de Enrique
Ponce en León de hace más tiempo. Si el viaje desde León hasta Madrid
hubiera durando media hora más, Ponce habría llegado muerto.
Parece que el motivo de este
sorprendente cambio “mundial” con José Tomás ha sido su última negativa a
actuar en la corrida del Aniversario de Fundación de la Villa en la
plaza de Vista Alegre de Bilbao. Plaza en la que, por cierto, jamás
triunfó rotundamente en sus Corridas Generales y solamente compareció en
dos de estos ciclos. La última vez en 1998 cuando se escapó sin
torear su segunda tarde – iba a torear con Enrique Ponce un corridón de
don Atanasio Fernández – esgrimiendo una falsa lesión en una mano que
el padre del diestro intentó que figurara como seria lesión en el parte
de la enfermería de la plaza sin conseguirlo, tal y como me dijeron los
médicos pocos días después. Curiosamente, Tomás toreó al día siguiente y
también con Ponce una preciosa gatada de Osborne en Málaga.
En el palmarés de actuaciones de José
Tomás en plazas españolas de primerísima categoría, salvo en la de San
Isidro de Madrid, solamente actuó tres veces en la de Abril de Sevilla;
dos en la de San Fermín de donde también se escapó de la última en 1999,
otro enfrentamiento con Ponce frente a una muy seria corrida murubeña
de Capea; y una sola vez en los Pilares de Zaragoza, donde solamente
triunfó Ponce con una corrida de gran trapío y pavorosos pitones del
Conde de la Corte.
Pero ya que hablamos de toros, ¿cuántas
corridas que no sean del encaste Domecq ha matado Tomás en los muchos
años que lleva como matador de alternativa? Desde luego que victorinos
de su tío, ni uno. Y de su primo Adolfito, dos en Madrid y se dejó uno
vivo de entre los elegidos por el propio diestro tras rechazar
personalmente los que quiso llevar el ganadero que no se escondió
echando pestes impublicables sobre su pariente.
Dada la trayectoria real de este
torero, desde luego sobrevalorada hasta grados increíbles porque,
profesionalmente hablando, su carrera está llena de ausencias en los
escenarios más importantes y de campañas medio cubiertas o apenas sin la
más mínima consideración de tales, reconozco que me ha resultado
inexplicable que quienes han continuado intentando que Tomás actuara en
Bilbao tras su larguísima ausencia hayan pecado de tanta ingenuidad.
¿Qué creían, que iba a tragar? Hombre, por favor… ¿Con quien creyeron
que estaban tratando?
Celebro y hasta aplaudo muy
sinceramente este repentino cambio de pareceres de El Mundo sobre José
Tomás, siempre y cuando prosiga si el diestro continúa haciendo lo que
ha hecho desde que reapareció con la única excepción de su doble regreso
a la plaza de Las Ventas, especialmente en su primera tarde porque, en
la segunda, no pasó de horrible tremendista para complacencia de los
muchos que fueron para comprobar si era cierto que se dejaba matar,
principal razón que explica su atractiva fuerza taquillera en las pocas
ocasiones que viene actuando y nunca con televisión. Otra cosa sería si
cubriera completas sus campañas y permitiera las cámaras en las más
importantes. La actuación “patibularia” de Madrid, solamente tuvo lugar
aquella tarde. Nunca más volvió a dejarse coger adrede José Tomás. No
obstante, en tal o cual ocasión, fuimos los primeros en elogiar
actuaciones magníficas dentro de la formalidad torera aunque siempre con
ganado de segunda o de impresentable tercera.
Cabe preguntarnos entonces, por qué
razón quien venía ejerciendo la crítica taurina desde que heredó la
prestigiosa tribuna de ABC, ha cambiado tan repentinamente su manera de
ver y de juzgar a José Tomás. Bien es verdad que, antes de su regreso a
los ruedos, fue juzgado con encomiable rigor, poniéndole bien cuando
estaba bien, regular cuando así estuvo, y mal en sus peores tardes que
también abundaron hasta que se retiró. Como siempre debería ser. Hasta
que, de pronto, empezó a glosar como extraordinarias y hasta siderales
todas sus actuaciones fueran como fuesen. Misterios por descubrir
aunque no faltan especulaciones más o menos certeras sobre el caso.
FUENTE WWW.DETOROSENLIBERTAD.COM
No hay comentarios:
Publicar un comentario