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martes, 24 de septiembre de 2013

LOGOÑO

Logroño (España). Antonio Ferrera y Diego Urdiales pusieron el fondo que le faltó a la corrida de Alcurrucén en Logroño. Enfrentados en primer y segundo lugar a dos toros sin apenas posibilidad, ninguno de los dos cedió en su empeño de brillar en el festejo que cerraba la Feria de San Mateo. Ferrera lo logró en el cuarto, aunque no le acompañó la espada y tres cuartas de lo mismo le ocurrió a Urdiales en el quinto. Al final, una vuelta al ruedo para cada uno. Completaba el cartel Jiménez Fortes, que se fue de vacío con el lote más deslucido de la deslucido corrida de Alcurrucén, por otra parte, magníficamente presentada.

Antonio Ferrera sorteó en primer lugar un toro de poco juego, con el que Urdiales firmó un buen quite por chicuelinas. El extremeño brindó un muy vistoso tercio de banderillas y, ya en la muleta, trató de torear sobre ambas manos en un alarde de disposición. Cobró una gran estocada. Dio una vuelta al ruedo en el cuarto, después de que el Presidente no atendiese a la petición de oreja. Ferrera había toreado a ese toro en el centro del platillo, y firmó tandas muy asentadas y hasta parsimoniosas. Por el izquierdo fueron de uno en uno, pero el torero no dejó que la faena se viniese a menos cuando el toro acortó el viaje. Necesitó de dos golpes de verduguillo tras la estocada, y eso impidió quizás que el triunfo fuese mayor.

Diego Urdiales se las vio en segundo lugar con un toro bronco, reservón, complicado. Le planteó la faena en los medios y logró algunos naturales aislados de buena factura, pero el trasteo no podía cobrar cuerpo debido a la condición del toro. Tras la estocada, silencio. Se vio muy a gusto a Urdiales con el quinto, el toro quizás más potable hasta ese momento. El riojano construyó una buena faena, con pausas, tandas muy bien manufacturadas sobre el derecho y momentos de largura y limpieza sobre la mano izquierda. No anduvo acertado con la espada, y eso le privó de trofeos, pero la gente reconoció el valor de lo que había hecho animándole a dar una vuelta al ruedo.

El tercero tuvo otra condición: humilló algo más, se vino a la muleta, aunque al final también le costaba. Jiménez Fortes le planteó una faena larga que tuvo sus pasajes mejores al final, en varias tandas bien trazadas, aunque con los muletazos de uno en uno. Finalmente, fue silenciado. El sexto fue un toro deslucido y sin entrega, con el que Fortes llevó a cabo una faena de porfía. Le robó unos cuantos muletazos, pero no hubo opción a más. No anduvo acertado con la espada.

Plaza de toros de La Ribera. Menos de un tercio de plaza. Última de la Feria de San Mateo. Toros de Alcurrucén, serios de cara, ofensivos de pitones, bien presentados pero sin fondo. Antonio Ferrera, silencio y vuelta al ruedo tras petición y aviso; Diego Urdiales, silencio y vuelta al ruedo tras aviso y Jiménez Fortes, silencio tras aviso y silencio tras aviso.
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