El duro invierno de agua que estamos sufriendo en España tiene una lectura positiva para el campo pero también un lado preocupante para el campo bravo: Andalucía principalmente y Extremadura, donde se encuentran la mayoría de las ganaderías, se encuentran anegadas por las lluvias caídas sin tregua en los dos últimos meses. El toro de las primeras ferias lo va a acusar en presentación y a lo peor también en las caídas por el reblandecimiento de las pezuñas por el barro perpetuo de las dehesas.
La temporada echa a andar –mañana se reinicia la Feria de Vistalegre–, los animales no se rematan en kilos ni en trapío y la preocupación entre los ganaderos es creciente cada día que pasa. «Estamos sufriendo mucho. Los toros no comen, no engordan, no tiran el pelo del invierno.... Desde mi niñez no recordaba algo así. Vamos a llegar muy justos al inicio de temporada», asegura Borja Domecq, propietario de Jandilla y cuyas reses pastan en la localidad de Vejer de la Frontera (Cádiz), una de las zonas más castigadas.
Uno de los principales problemas reside en la alimentación de los toros. La lluvia lleva demasiado tiempo sin cesar y muchos animales se niegan a comer. «El pienso se moja, huele y hay que cambiarlo constantemente porque no lo quieren. No es normal lo que está pasando», asegura Álvaro Núñez, propietario de la ganadería de Núñez del Cuvillo, que tiene la vista puesta en sus primeros compromisos, el 28 de febrero en Vistalegre y el 19 de marzo en el día grande de Fallas.
«Iremos con lo que haya. No tenemos capacidad de poder elegir porque no sabemos con qué llegaremos. Hay que tener en cuenta que los toros pierden una media de 30 kilos en el traslado a la plaza y eso dificulta todavía más las cosas en estos momentos. No se puede negar el miedo porque son dos aficiones, las de Madrid y Valencia que exigen mucho en cuanto a la presentación del toro», concluye.
A la ganadería de Fuente Ymbro también se le viene la temporada encima. Su primera fecha, el 28 de febrero en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), marca el pistoletazo de salida a su maratón del mes de marzo con Fallas y La Magdalena como principales compromisos. Sin embargo, el peso de los toros no es, precisamente, lo que más preocupa a su propietario, Ricardo Gallardo. «Lo que más me inquieta es el tema de las pezuñas de los toros. Están blandas, sin fuerza. No podemos mover a los animales porque tienen las patas prácticamente enterradas y eso puede influir negativamente en su comportamiento en el ruedo. Luego dirán que mis toros están cojos...», asegura.
En la finca Las Tiesas de Santa María, en la provincia de Cáceres, pastan los toros de Victorino Martín. El agua colma las dehesas y dificulta aún más labores del campo tales como tentaderos, herraderos y saneamientos. «Todo es más difícil con el agua. Hace muchísimos años que no teníamos un año así. Los toros, como las personas, necesitan calor», asegura Victorino hijo, que lidia su primera corrida de toros del año en Castellón el día 14 de marzo. «Llegaremos justos pero llegaremos», tranquiliza el ganadero.
Pese a todo, las lluvias tienen también una lectura positiva para muchos ganaderos. «Sé que están haciendo mucho daño, que estamos inquietos con la situación, pero las fincas necesitaban algo así. Un año normal de lluvias no habría solucionado el problema de la sequía en las fincas», finaliza Borja Domecq con optimismo.
buena entrada jorge
ResponderEliminarescusas y nada mas que escusas el toro bravo es un animal fiero y acostumbrado a las inclemencias del tiempo nacen a 10 grados bajo cero y viven , con eso lo explico todo .-
ResponderEliminarcuando llueve por el agua cuando no llueve por la sequia , no sera que estan mariconeando al toro bravo .