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martes, 30 de julio de 2013

SORO

El Soro, prepara su vuelta a los Ruedos.

Vicente Ruiz El Soro está decidido a reaparecer en los ruedos y utilizará una pierna biónica con la que, tras pasar 34 veces por el quirófano, ha corregido una grave lesión. "No estoy loco", asegura el torero en una entrevista.Después de que los médicos le hayan reconstruido el miembro con una estructura metálica interna, El Soro ha logrado poner fin a un calvario de intervenciones para salvar su rodilla izquierda, afectada hace veinte años por una grave lesión que tuvo muchas complicaciones añadidas. 

"Aunque la gente pueda pensar lo contrario, no estoy loco", se reafirma el diestro. "He sufrido mucho en estas dos décadas pero la idea de volver a ponerme delante del toro, y mi fe en Dios, es lo único que me ha ayudado a salir adelante y a rehacer también mi vida personal. Así que tengo que torear", reitera. 


Fue en abril de 1994, en su momento de plenitud profesional, cuando en la plaza alicantina de Benidorm El Soro sufrió una grave lesión de ligamentos de la rodilla izquierda que le apartó de los ruedos, en principio, para siempre. "Me hice un gran destrozo, que se fue complicando luego y extendiéndose por la pierna con otros problemas, como pequeños tumores, defectos congénitos y hasta un virus de quirófano", explica el único superviviente de la terna de la fatídica tarde de Pozoblanco de 1984. 

"Desde entonces -continúa el torero- he ido buscando desesperadamente a los mejores especialistas para ver si alguno daba con la solución del problema. He estado en Houston, en Boston, en París, en Los Angeles, en Manchester, en Suiza, en Holanda, en Madrid, en Barcelona... y así hasta llegar a someterme a treinta y cuatro operaciones, la mayoría sin éxito". Pero hace cuatro años, cuando casi se daba por rendido, El Soro se encontró en el periódico con un hecho que acabó dando un vuelco a su situación: "Era una noticia muy llamativa, en la que explicaban que un médico español había conseguido implantar el brazo de un accidentado en una de sus piernas para evitar el riesgo de infección (y reimplantarlo posteriormente). Ese era el mismo riesgo que yo tenía, el que complicaba todo. Incluso pensaron en amputarme la pierna, aunque yo siempre me negué a ello incluso firmándolo ante notario". "Así que no dudé en ponerme en contacto con ese médico, el doctor Pedro Cavadas (famoso por sus éxitos en el trasplante de extremidades), toda una eminencia que después de seis operaciones me ha resuelto el problema reconstruyéndome toda la estructura ósea de la pierna izquierda con dispositivos de metal. Es lo que se llama una pierna biónica", matiza el torero. 

Aunque la longitud del miembro afectado se ha reducido en siete centímetros y necesita usar un alza para poder caminar, El Soro asegura que "dentro de ese margen", se encuentra "perfectamente", porque hasta puede "correr y entrenar". "Así que, con esa capacidad recuperada, hace dos años ya empecé a darle vueltas a la posibilidad de volver a vestirme de luces. He perdido 26 kilos de peso y -reconoce con orgullo- ya he toreado en el campo vacas y novillos con mucha soltura. El 31 de agosto estoy anunciado para actuar en un festival en México, en la ciudad de Tijuana". 

A su vuelta a España, El Soro tiene la intención de "encerrarse" en el campo para prepararse a fondo de cara a cumplir el más ansiado de sus sueños: volver a hacer el paseíllo en la plaza de toros de Valencia, la ciudad donde el "sorismo" sigue siendo casi una religión entre los aficionados. "Mi idea -confiesa- es torear dos tardes en las próximas Fallas: el día de San José y, por supuesto, el 14 de marzo, cuando se cumplirán mis 32 años de alternativa. Creo que los valencianos, que me siguen mostrando su cariño a diario, me recibirán con los brazos abiertos, igual que muchos compañeros". "Ya hay algo hablado del tema, a la espera de cómo se vaya desarrollando mi preparación. Pero por raza y capacidad de sacrificio no va a quedar. Al fin y al cabo, esa ha sido la tónica de toda mi carrera", reconoce. 

En cuanto al toreo que pueda realizar con esa merma de facultades físicas, El Soro reconoce que ya no será "el torero explosivo de antes, el de las banderillas y las mascletás en el ruedo", sino que se expresará "con ese poso y ese gusto que a los toreros nos dan los años y las vivencias". "Es cierto que los médicos -explica el diestro- no me aconsejan que me vuelva a poner delante de un toro, como nadie que tenga dos dedos de frente, pero yo siento la necesidad espiritual de hacerlo". 

"A pesar de la fortuna que me he gastado en operaciones, tengo de nuevo una situación estable económica y mentalmente, e incluso he rehecho mi relación familiar, que atravesó momentos críticos. Pero sin torear -enfatiza El Soro- mi vida no hubiera tenido razón de ser. Solo por eso creo que estoy obligado a cumplir el objetivo que me marqué cuando empezó mi calvario". "Además, quien sabe si mi caso puede servir de ejemplo a mucha gente que sufre y padece enfermedades y lesiones que parecen insalvables. No se si podré torear más tardes, si es que está de Dios, pero ya el hecho de volver a hacer el paseíllo vestido de luces sería para mí como besar el cielo", finaliza.

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