Recuerdos del 24-09-2012

Cuando sonó ese día el despertador ya sabía que no era un día normal. La responsabilidad me sobrepasaba. Todo a mi alrededor:  mi mujer, mi hijo, familia y amigos sabían que cuando me comprometí con este festejo, sería para hacer las cosas bien; por mi y por respeto a esta profesión. 

Ese día, al bajar a los encierros como hacía habitualmente todos los días de fiesta, era especial. Cada paso que daba,  tenía el aroma de torero que siempre sentí. 

Me cruzo con Jorge  y me dice: 

-A las 12.00 horas en los corrales que es el sorteo. 

 Otra vez se me viene a la memoria tantas tardes de fatiga y nerviosismo:
 La llegada  a los corrales, el espléndido ambiente, el sonido al desembarcar los novillos, los ruidos de los cerrojos al cerrarse los chiqueros.......
Me reuno con Jorge y Nicolás para hablar de los novillos y es como si el tiempo no hubiera pasado.

A las 16.00 horas quedamos a vestirnos en casa de Jorge. Otra vez la ropa de torear, como siempre era costumbre,  perfectamente colocada en la silla. Los tratos en su sitio.....
Esa tarde se  respiraba un delicioso ambiente a torero en esa casa.

Camino a la plaza,  entre saludos y abrazos de la gente,  íbamos pensando que grande es esto del Toro.
Nos sentíamos muy abrumados pero pesaba más la responsabilidad,  que iba por dentro.

 

La llegada al patio de cuadrillas fue otra vez revivir aquellos momentos de nervios y miedos; pero a la vez alegría de ver a personas que por primera vez tenían,  estos mismos sentimientos.

Las confesiones con la Cuadrilla de como nos íbamos a colocar en el ruedo, los quites, la lidia...
Lo importante era  que lo hiciéramos todo en torero y con mucha seriedad. Esa era nuestra máxima preocupación. 

Cuando sonaron clarines y timbales, es cuando ya todas las emociones de ese día llegaron a su máximo esplendor. ¡Qué bien sonaba la música y qué bien hicimos el paseillo! ¡No me hubiera cambiado por nadie en ese momento!

La de cosas que se me pasaron por la cabeza mientras el novillo salida por la puerta de chiqueros.
Fue una experiencia que hacía tiempo que no vivía y que otra vez me hacía sentir,  Torero.

Al dar el primer lance, sentí que esa tarde no iba a ser una más. Los olés de la gente sonaban como música en mis oídos, algo difícil de explicar; por eso pienso que ese día no se me olvidará jamás....

Mi agradecimiento personal a Jorge, a Nicolás y a Tere porque sin ellos, ese día no hubiera sido realidad.