Cuatro minutos y cincuenta y siete segundos ha durado el octavo y último encierro de San Fermín. La carrera, protagonizada por los toros de Miura, ha sido la más larga y peligrosa de las fiestas. Según el primer balance facilitado por la Cruz Roja, se han registrado siete traslados a centros hospitalarios: tres por herida por asta de toro -dos producidas en el tramo de Mercaderes y otra en Estafeta- y otros cuatro por contusiones y traumatismos.
El protagonista de la carrera fue Olivito, un ejemplar salinero que se quedó descolgado de la manada tras resbalar y caer en la curva de Mercaderes-Estafeta. Nada más levantarse cogió aparatosamente a un mozo, encelándose con él en el suelo al inicio de Estafeta y llegando a retroceder persiguiéndole hasta volver a entrar en Mercaderes, donde la cogió de nuevo. Imágenes muy duras y primer mozo herido, éste con una triple y grave cornada en hemitórax, muslo derecho y abdomen.
El segundo percance sucedió también al inicio de Estafeta, lanzando Olivito cornadas a otro mozo que permanecía encaramado a un poste. El corredor fue auxiliado por pastores y corredores, pero aún así sufrió otra tiple cornada: una en cada muslo y otra más en el periné, de pronóstico reservado.
El tercer corneado, herido en Estafeta, tiene una herida por asta en el muslo derecho y su pronóstico es reservado.
Le costó al animal terminar el recorrido, pues no dejó de volverse atendiendo a todos los estímulos que le rodeaban, y no fue hasta que se juntó con los cabestros de cola cuando dejó de causar momentos de peligro. El resto de sus hermanos completaron la carrera sin mayores problemas: cuatro cárdenos muy hermanados y un quinto, también de pelo salinero, que entró unos metros por detrás.
El desglose de los otros cuatro trasladados es el siguiente: un corredor con una herida leve en la cara, otro con un traumatismo cranoencefálico, otro con un traumatismo en la clavícula izquierda y el cuarto con un traumatismo facial leve.
FUENTE APLAUSOS
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